lunes, 14 de mayo de 2012

Así no

@raulgnevado ha dicho en twitter "¿es que estamos poniéndonos enfermos y estudiando por encima de nuestras posibilidades?". Creo que esta frase resume la sensación que tenemos muchos ciudadanos últimamente ante alguno de los ajustes que se plantean. 

No digo que no haya que ahorrar, pero parece que el dardo apunta a los ciudadanos directamente en nuestros derechos más elementales. Estamos pagando su mala gestión como políticos, la de años, la de partidos de varios signos, y la estamos pagando todos.
Ya le tocó hace poco a la Educación Primaria y Secundaria, planteando medidas que nos van a retraer a un modelo educativo del siglo pasado. Más alumnos por aula, y espérese usted que si queja entonces es que los profesores son unos vagos y no quieren trabajar. Ahora díganme cómo abordar nuevas metodologías con tantos alumnos en una clase. Tenemos leyes educativas que propugnan un modelo de aprendizaje signitificativo y constructivismo que es imposible aplicar en un aula masificada. Si la educación tiene problemas no es porque los docentes no lo estén haciendo bien. Precisamente para superar las dificultades se necesitan medios. Medios utilizados concienzudamente, no derrochados. A veces pienso cuanto tiempo hace que han pisado un aula alguno de los políticos que hablan de educación. 

Y finalmente le llegó el turno a la Universidad española. Se han planteado algunas reformas. Me gustaría indicar algunas de ellas y la razón por la que estoy en contra:
  • Aumento de las matrículas.mEsta medida es indiscriminada dificultando el acceso a la Universidad a los alumnos con menos recursos económicos. Con todo lo que eso implica. Teniendo en cuenta que para nuestro ministro el modelo a seguir es EEUU, un país donde los padres ahorran toda la vida para llevar a sus hijos a la Universidad, queda todo dicho.
  • Eliminar algunas titulaciones con pocos alumnos. Reestructuración sí, pero eliminar a troche y moche no. En caso de hacer algo parecido debería ser foco de debate en el que participen las Universidades. Soy la primera que piensa que algunas especializaciones y titulaciones muy parecidas han crecido como setas en los últimos años, pero cuidado, porque ¿qué va a pasar con los docentes de esas carreras? ¿y la investigación que se hace en esas titulaciones? ¿qué ayudas se le van a dar al alumno que se tenga que ir a la otra punta de España a estudiar?. Yo creo que sí que hay que reestructurar, pero parece que esta tijera nos cae de encima y no sabemos muy bien por qué línea de puntos va a recortar.
  • Aumento de las horas lectivas de los profesores. Les voy a dar una noticia: los profesores en la Universidad sí trabajamos, por lo menos algunos lo intentamos. Damos clase e investigamos. Los profesores de Universidad producen un alto porcentaje del desarrollo de I+D que se genera en este país. Entre los recortes en investigación, que implica menos proyectos y recursos, y el aumento de las horas de clase ¿quién va a investigar en España?. En una crisis en la que nos venden que hay que cambiar de modelo productivo no tiene sentido este tipo de medidas, cuando en otros países europeos precisamente lo que hacen es lo contrario: invertir en educación y en I+D como salida a la crisis.
Claro que aquí entra en juego qué concepción se tiene de qué es la Universidad, cosa que ha sido foco de debate en los últimos años. De acuerdo que la institución tiene que acercarse a la realidad laboral para no formar profesionales que acaben en el paro, pero la Universidad siempre ha sido un eje de referencia en la cultura y en la sociedad, no puede dejarse manipular por los mercados y terminar cediendo a sus intereses, en ese caso, titulaciones de humanidades no tendrían lugar, y nuestra sociedad las necesita, y mucho. Si se ha dicho que los profesores de la educación básica son unos vagos los de la Universidad parece que somos unos ineficaces.

El discurso de que todos tenemos que apretarnos el bolsillo no me sirve. Eso no es excusa para atacar el derecho a una educación digna y de calidad. Creo que de todas las medidas, el aumento de las tasas es la que menos me gusta, ataca al más débil, al que más lo necesita. Yo tengo la suerte de haber podido disfrutar de becas en la Universidad pública, he podido estudiar gracias a ellas, y soy lo que soy gracias a un sistema que iguala oportunidades, pero ¿y nuestros hijos?.

Yo digo no a los recortes en educación, alto y claro.